viernes, 8 de junio de 2012

Tiempo al tiempo.

Por: Ángela Lugo.


“Hola. ¿Cómo estas? TIEMPO sin verte.” “Ángela, vamos. No hay TIEMPO.” “Bachilleres, el examen será el sábado en la mañana porque ya no tenemos TIEMPO.” “¿Qué hacemos? Aún tenemos mucho TIEMPO.” 

   La Real Academia Española define tiempo como “magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro”. Puede que una corta definición ayude a establecer una idea de uno de los conceptos usados con más frecuencia, a lo que el resto le atribuimos diversas características y efectos sobre gran parte de los elementos que conforman nuestro día a día y vida en general.  El tiempo es eterno, de eso no hay duda. Pero ¿cual es tu tiempo de disfrutar del mismo?


    Al vivir regidos por un sistema en el cual el tiempo se iguala a beneficios económicos, sociales y sus derivados, es común la utilización del mismo para la implementación de métodos establecidos los cuales posiblemente conlleven a los fines previamente planteados. La creación de rutinas, la explotación de la capacidad humana, las presiones socioculturales, entre otros, son los principales enemigos de la buena distribución del tiempo entre el querer y el deber. Cada día es más frecuente, y personalmente preocupante, observar a más personas absorbidas por el tiempo o la ausencia del mismo. Considero el aprovechamiento de la vida para la realización de acciones las cuales enriquecen y dan valor a los momentos, fuera de un ámbito monetario, el fin principal de nuestra estadía en este mundo.

   Sin dejar a un lado el deber y las sus recompensas y despreciar todo lo que el tiempo nos enseña, es propio aclarar que la paciencia es una virtud y esperar es muchas veces la acción mas asertiva, pero  otorgarle tiempo al tiempo es agregarle un uno al infinito. El tiempo es nuestro y no hay tiempo que perder.


Siempre intentamos matar el tiempo,
siendo inconscientes de que él nos acabará por matar.

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